Lo que marca una pareja son las alitas de las mariposas que sientes revolotear por el estomago. Y desconocer el destino de su vuelo te convierte, subitamente, en un extraño, en un personaje anecdótico que no atina palabra, que pierde el control.
Está claro que todos sabemos que las mariposas son insectos que mueren muy rápidamente, unas fallecen de forma natural, al poco tiempo de nacer, y otras, hemos de reconocer, por los depredadores que pululan por doquier.
Yo soy de los últimos. Siempre he querido matar a las mariposas en cuanto nacen.
No me califico de depredador natural o antinatural, eso se lo dejo a los demás, pero la verdad es que el sentimiento de tener en mis manos la vida de un ser me excita.
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