viernes, 27 de abril de 2007

Cataluña o la creación de un estado fascista

Los seres humanos somos animales avariciosos e incomprensibles. Si se nos da un caramelo, queremos dos; si no se nos permite hacer algo, buscamos la forma de saltarnos la prohibición; si se nos da libertad de elección, preferimos obviarla y reclamamos lo contrario.

Desde la desaparición del franquismo en España en Cataluña ocurre algo parecido.

Con la creación del estado de las autonomías, el gobierno de Cataluña ha ido año tras año pidiendo más y más competencias y en consecuencia dinero que administrar con el argumento de que se gestiona mejor localmente que centralmente. A pesar de que la mayoría de la población catalana nunca ha tenido las ansias de autonomía y poder que los sucesivos gobiernos de la Generalitat han tenido, por razones políticas (léase apoyos parlamentarios al gobierno de turno), a modo de dádivas, se han ido otorgando año tras año trozos de la tarta gubernativa. Pero a pesar de que la Generalitat no ha sido capaz de aguantar el empacho ni mejorar en absoluto la gestión de lo que se le transfería (no hay más que ver la calamitosa situación de las universidades catalanas, el terrible estado de la sanidad o el metro tercermundista existente en Barcelona - ¿dónde ha ido ese dinero?), aún ha querido más y, en consecuencia, no hace mucho se intentó rizar el rizo con un Estatut refrendado popularmente por una "inmensa minoría" (lo mismo que el slogan de la dos de hace unos años para justificar su terrible pérdida de audiencia). El estatut se llevará a cabo, de eso no tengo duda porque el terreno ya está abonado, pero las consecuencias son imprevisibles, al igual que pasó en todos los países en los que el estado intentó tener un férreo control sobre la sociedad (léase comunismo o nazismo).

A fin de conseguir y garantizar un mayor apoyo popular, desde que CiU accedió al poder hace más de 25 años se modificó sustancialmente el sistema educativo catalán. Había que fomentar la idea de estado, lavar el cerebro a las nuevas generaciones para que eventualmente refrendaran lo que políticos como Jordi Pujol deseaban: una auténtica construcción nacional. No importaba que no se aprendiera la verdad, lo importante era crear un sentimiento nacional, y por eso los chicos aprenden lo que son los països catalans (que van del sur de Francia al norte de Murcia e incorporan las Baleares, una parte de Aragón, Cerdeña, Nápoles...) y cuando se hace una referencia a España siempre se habla del Estat espanyol, en tercera persona claro, como si fuera algo que no tiene nada que ver con Cataluña.
Por supuesto, en el ámbito educativo, si durante años el gobierno de Franco no permitió la utilización del catalán, desde la eufemísticamente llamada "ley de política lingüística" (eufemística porque si tomamos la clásica definición de Voltarie de que "política es el arte de hacer felices a los pueblos", no parece que sea así) Pujol y compañía impusieron que las clases sólo se impartieran en catalán. A pesar de que la Unesco obliga a todos los países que forman parte de la misma a garantizar que las escuelas enseñarán en la lengua materna de los alumnos. Aquí en Cataluña eso daba igual. Es más, se suprimió de los formularios de matrícula la pregunta sobre si la familia era catalanoparlante o hispanoparlante, dado que la última vez que se hizo, allá por los 80, resultó que más del 70% de los padres pedía educación en español (o castellano para ser políticamente correcto) para sus hijos.
Pero cuando se juega con el sistema educativo, cuando se siembran vientos, se puede acabar recogiendo tempestades, y de ahí el vertiginoso ascenso de ERC, un partido aupado por esa inmensa mayoría de jóvenes adoctrinados (¿juventudes hitlerianas?) que evidentemente quieren convertir en real lo que han mamado. Entre las agrupaciones más interesantes tenemos a "Catalunya Catalana" (también conocida como 33 - por posición de las letras en el abecedario-, quizás en consonancia con el 88 - equivalente a Heil Hitler - que usan los neonazis), que entre otras preciosidades (sufragadas con dinero público) reclama que todo el que no sea catalán abandone Cataluña (aquí un blog de simpatizantes).
Otros por el estilo y más violentos son los Maulets, que realmente son las juventudes de ERC (y en consecuencia subvencionados por todos) cuyas tácticas se inspiran en las que se usan en la Kale Borroka del País Vasco.
Además de la educación, ha habido multitud de pequeños detalles, que los diferentes gobiernos estratégicamente y con puntualidad británica han ido llevando a cabo a fin de conseguir la escisión total. Algunos ejemplos son la aprobación del dominio .cat (ahora todas las páginas de la administración catalana acaban en .cat y no .es), las creación del COPCA (el equivalente al ICEX) y las diversas embajadas catalanas, la invitación a la feria del libro en Frankfurt, el costear que Andorra vaya al festival de Eurovisión para que así se oiga el Catalán, las acciones del colectivo "Catalunya is not Spain" en todos los partidos que se juegan en el Camp Nou, la eliminación de las diferentes bases militares que había en Cataluña, el cambio de nomenclatura de todas las calles por nombres catalanistas, la supresión de todos los monumentos de la guerra civil o las famosas placas del Ministerio de la vivienda de Franco, la traducción costeada de los libros al catalán, la eliminación de los libros en castellano de la red de bibliotecas catalanas, la prohición de que los resultados de un simple análisis de sangre te lo den en castellano... y así un sinfín de pequeñas obras que grano a grano han conseguido levantar una montaña o muro. Por supuesto, obras que han supuesto una sangría a las arcas de la Generalitat, o simplemente dinero que podía haberse invertido en mejorar la educación o la sanidad.
En fin, lo peor es que al gobierno de la Generalitat de turno le ha dado igual la opinión del pueblo. Y el pueblo, asustado de ser tachado como "fascista", ha callado y sigue callando año tras año.

En otro movimiento de ficha, una vez que ya el pueblo estaba intelectualmente controlado, ahora había que controlarlo por la fuerza y, en consecuencia, hace unos años la Generalitat comenzó la supresión y sustitución de la Guardia Civil y la Policía nacional en el territorio catalán mediante el recientemente creado cuerpo de los Mossos d´Esquadra (traducción literal: los chicos o mozos de la cuadra o escuadra). A pesar de que había numerosísimas voces críticas con tal despliegue (se ha preferido que jóvenes sin experiencia pero que hablaban catalán entraran al cuerpo en vez de policías o guardias civiles con experiencia) el gobierno erre que erre siguió adelante, y todo ellos cuando no han conseguido cubrir las plazas ofertadas (a pesar de que el sueldo de entrada rebasa los 30 mil euros brutos anuales) y en Barcelona en estos momentos hay mil efectivos menos de los que había con la policía nacional. El caso es que no sé qué cursos de formación habrán seguido, pero en el último año se suceden las noticias sobre la brutalidad de dicho cuerpo policial. El caso más reciente (con vídeo incluido) aparece hoy en El país Es como si el gobierno catalán se inspirara en la Stassi de Honecker.

En fin, ¿cuál es el próximo paso? ¿Despertará el pueblo o seguirá ahogado y anonadado pagando hipotecas y viendo fútbol (pan y circo) mientras unos pocos destruyen lo que llevamos siglos edificando?

Desde mi punto de vista, el vendaval, o huracán, comienza a despuntar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

He estado viendo los enlaces que pones...

Vaya, cómo está el patio...

Joan Foguet dijo...

Hace unas semanas que he estado siguiendo tu blog. Me he ido enganchando y encuentro la mayoría de tus reflexiones bien construídas y con cierto apego por la veracidad y el buen gusto.
Lamentablemente me encuentro ahora con una excepción.
Mi nombre te indica que soy catalán, pero podría llamarme Ángel García Fernández, y sería igualmente catalán. Además, hablaría perfectamente catalán y castellano (o español) y sabría que en mi día a día nadie me impone nada.
Entiendo que tus quejas se sustentan en informaciones que recibes mediante la prensa y los medios de comunicación. De la misma manera que la información que realizan las cabeceras catalanas, todo está mediatizado y sesgado.
Afortunadamente no todos los que hablamos catalán somos Maulets, ni terroristas de Terra Lliure. Incluso se puede ser votante de ERC y no sembrar el terror.
Lamento -insisto- que esta entrada esté tan salpimentada de tópicos. Lo lamento profundamente.
Es cierto que hay una ley de política lingüística, sí. Pero sólo ha sido cierto conseller de ERC el que está cometiendo ciertos atropellos a la libertad. Por no hablar de la estupidez de multar a quien no rotule en catalán.
También es cierto que la lengua vehicular en las instituciones públicas es la catalana, también en las escuelas. También es cierto que no me puedo dirigir a la administración de justícia o a la Policia Nacional en mi idioma, que es el catalán.
Estoy de acuerdo en que si la ley permite lo que permite en este campo habrá ciudadanos agraviados. Menos de los que se pueda pensar. Fui escolarizado en los años ochenta en Catalunya, en plena inmersión lingüística, y de mes diez asignaturas sólo dos eran en catalán. Mi nivel de castellano es muy superior al de catalán. Y como mi caso muchos más.
El tópico dice que hay más separadores que separatistas, pero creo que el problema radica en la voluntad de entendimiento. Nadie en su sano juicio censura desde Catalunya el pancastellanismo que se lleva practicando desde el restablecimiento -o podríamos decir creación- de la democracia. Del mismo modo habría que tratar de deshacer entuertos en la relación entre Catalunya y el resto de España.
Si no se reacciona el independentismo no parará de crecer. Hay que tener en cuenta, además, que en el nacionalismo catalán no hay ningún elemento étnico, salvo estúpidas excepciones. Quiero decir que Catalunya se podría convertir en Escocia porque lo que nunca ha sido y nunca será es Euskadi.
El hecho de que Pasqual Maragall y la mayoría de federalistas catalanes se estén tirando por la borda debería hacer pensar a más de uno porque hay que cambiar el chip. Si alguna vez Catalunya fuese independiente que no quepa ninguna duda de que el castellano y el catalán serían las lenguas oficiales.
No hay que confundir los términos. La lengua no separa, pero si alguien lo convierte en un motivo artificial será responsable de un apartheid lamentable, sea del bando que sea.
Termino alentando a este blog que me parece que dibuja horizontes necesarios, a pesar de esta última decepción. Sólo pido abrir un poco más la perspectiva, como se hace en los demás ámbitos.

Muchas gracias.

Joan Foguet.

Brevedades dijo...

Hola Joan, encantado de conocerte y gracias por sintonizar con el blog.
El sentido general de mi entrada era expresar mi rabia por el hecho de que la gente que vive en Catalunya parece estar encerrada en una especie de cápsula políticamente correcta y no protesta cuando se atropellan sus derechos.
Por ejemplo, yo también vivo en Barcelona y no si te paseaste por la Rambla de Catalunya en St Jordi, pero si es así, seguramente viste la oleada de casetas con consignas abiertamente xenófobas que había (los del 33, los de Jerc, incluso las varias de CiU... vale, sí, algunos son extremistas y no representan a todos, pero misteriosamente están muy bien organizados). El caso es que la gente o lo veía tan normal o siemplemente hacía la vista gorda, pero no decían ni mu. Yo creo que en parte hay miedo y por otro lados las nuevas generaciones, al haber pasado por un sistema educativo distinto, ya están "adoctrinados" (y desde luego en la facultad donde trabajo cada vez lo veo más).
En lo referente a la Policía nacional, pues en Barcelona ya no la tenemos (bueno, sigue, pero sólo para cosas de delitos mayores y tal), ahora casi todas las competencias las tienen los Mossos, que no me parece mal, pero por ponerte un ejemplo de lo ridículo que es todo, el verano pasado entraron a robar a mi casa y cuando fui a poner la denuncia, ahora resulta que las denuncias sólo se pueden hacer en catalán. Tú no tienes por qué redactarla, te la redactan allí. El caso es que entre otras cosas me robaron un muestrario de telas y el policía que me rellenaba el boletín, no tenía ni idea de cómo se decía muestrario en catalán, así que nada, a buscarlo en el diccionario. Me pareció una situación digna de película de los hermanos Marx, y este tipo de tonterías es lo que creo que perjudica a Catalunya y pone de mala leche a los que vivimos dentro y, en mi humilde opinión, tenemos cierta mundología.

Unknown dijo...

De entrada, no sé mucho de esto y no lo vivo en mis carnes como vosotros. Es verdad que en Madrid hay mucha opinión desinformada (no menos que en la propia Cataluña), pero algunos de los datos que mencionas dan asco. Da también la impresión que demasiados políticos catalanes se aprovechan de toda esta gilipollez colectiva y están jugando con fuego. Y cuando se quemen, por supuesto, recurrirán al victimismo de todos los colores.